De como reír con vos, era tan natural.

jueves, enero 7

y te pegué mis manías

Agustín no podía parar de comer Kinder. Y no sabía porqué, realmente.

Nunca había sido adicto a ninguna golosina, ni caramelo ni ningún objeto comestible dulce. De hecho, él tenía cierta preferencia a lo salado. El otro día, que había acompañado a su madre al supermercado, ésta le miró extrañada al descubrir debajo de las bolsas de las frutas y verduras, las tres cajas de ocho barritas Kinder.
Él sólo sonrió.

Valeria comenzaba a comentar sobre los últimos detalles de su rostro, es decir, de los útimos granos que a causa del excesivo chocolate, lucían en el rostro antes perfecto de Agustín. Fue ahí, justo ahí, que él se dió cuenta:

- ¿Desde cuándo te gusto tanto el chocolate? -le preguntó ella, un día.

Y la respuesta que a él se le ocurrió, fue: "Si hay algo que me vuelve loca es el Kinder."
Y la volvió a recordar justo ahí, a ella, a la dueña de esos ojos que lo invadían antes de irse a dormir.

Sin embargo, no fue aquella la respuesta que pronunció.


***
- Para mí, eso no es dedicar una canción. - le dijo él a Miel, mientras caminaban, mano en mano por la calle.
- ¿Y qué sería entonces?
Él, entonces, se detuvo y se acercó lo suficiente para que sólo ella pudiera oírlo y susurró:
- Sería tan simple como agarrar la guitarra y cantarla, aún con la peor entonación del mundo.
Miel sonrió y lo besó, una y otra vez. Porque si la ternura fuera hombre, sería él.
Les presento a Matthew, a quien pronto también, Miel pegaría sus manías.
Como comer Kinder a por mayor, y un par más.

2 comentarios:

  1. Hola! he leido todas las entradas de tu blog y me ha gustado mucho, sigue así ;) pasaré a menudo a visitarte

    Besos!

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Miel suele tachar la mayor parte de lo que escribe. ¡No hagas como ella y déjale un comentario por sus locas palabras! Ella promete no tachar las tuyas,