De como reír con vos, era tan natural.

sábado, mayo 29

colectivos con historia



65. ¡Correr correr! Que se llega tarde. Subir. Puf, gracias señor.
Mm, el chico de adelante. Miel puso las monedas en la máquina y se posicionó junto a la puerta, el muchacho de shorts deportivos le echaba una ojeada de vez en cuando. Y subió entonces un chico con esos bolsos de costado, esos que sólo algunos usan porque creen que no son muy de hombre, al menos no de uno muy macho. Y fue a parar frente a ella, en la puerta y también, se miraron y al instante bajaron miradas. Que viaje largo por Dios. Miel levantó los ojos verdes hacia el espejo retrovisor y se miró: Estaba ojerosa; al bajar la mirada subieron otros chicos, que saludaron al muchacho de shorts deportivos. Ay, y ese rubio, de ojos azules, ay ay ay. Cuando éste la miró, de inmediato ella cambió el rumbo de su mirada hacia el fondo del colectivo y lo vió, morocho y con una sonrisa irresistiblemente, torcida, sosteniéndose de los caños del techo y mirándola sin disimular en lo más mínimo. ¿Es que el viaje no iba a terminar nunca?
Se bajo entre risas, y algo enojada consigo misma, porque en ningún momento paró de pensar en porqué ella seguía pensando en Agustín.

5 comentarios:

  1. el vaso nunca parece tan lleno como cuando la mitad vacia es la que nos hace falta.

    Con tu permiso, te sigo.
    Un gran saludo desde la lejania.

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  2. Sigo tu gran rincon :)

    Saludos desde París

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  3. Me gusta la ensalada rusa :)

    Besossabormelocoton

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  4. A veces así son las cosas, irresistibles, tan irresistibles como para dejar de pensar en Agustín.

    Un beso.

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Miel suele tachar la mayor parte de lo que escribe. ¡No hagas como ella y déjale un comentario por sus locas palabras! Ella promete no tachar las tuyas,