Se ahogaba escuchando domingo astromántico. Se dejaba inundar, poco a poco entre notas, llevada por la corriente de la melodía. Hacía frío, tanto frío, y Miel lo necesitaba junto a ella, moría por decirle, en el cuello, entre sus brazos "quiero poder contar con vos", pero cuando llegaba el caso de la realidad, en la que él la tomaba del rostro para verle los ojos impregnados de alcohol, ella no podía decirle nada. La sola presencia de él, la tranquilizaba, pero ahora era tan efímero tal sentimiento, porque sabía que las cosas no estaban bien.
Ni con él,
ni con nadie.
Su Iaia se había ido, ido, ido.
Ido.
nos tenemos que acostumbrar, ¿qué, si no?
ResponderEliminarescuchaba domingo astronómico, eso es una buena señal.
eso pasa tantas veces.. quieres decir algo, y justo, cuando tienes que decirlo, algo te lo impide.. :(
ResponderEliminarQué bonito <3 Aprovecho y te devuelvo los dos comentarios que tengo pendientes :) De nuevo mil gracias por pasarte siempre por mi blog... lo agradezco muchísimo :) Me siento tan identificada con tu entrada... su presencia le tranquilizada pero ella no era capaz de decirle nada. <3
ResponderEliminarEso de "lo que taché d em diario" , me parece tan pero tan ingenioso.
ResponderEliminarBonia mabnera de atraer a la multitud.
jaja. ¡ jajaja !
¡Saludaciones!
Bonito.
ResponderEliminarque entrada tan genial :) !
ResponderEliminarla verdad que es extraña esa sensación cuando las cosas no van bien, pero nos aferramos a la personas de forma tan fuerte !
te sigo !
un saludo :)