De como reír con vos, era tan natural.

viernes, diciembre 23

"Lindo Hongo"

Y si te sientes acorralado, no hay nada que te haga daño. La lluvia reconoce lo extraño de cada situación. Retumban las palabras en sus oídos y en cada arteria que recorre su cerebro. Y puede observar las cada vez menores gotas que iban cayendo de los árboles y carteles de la ciudad bajo el llanto. La luz era completamente blanca, perfecta para el fotógrafo adicto al blanco y negro, pero no tanto para aquellas mujeres quisquillosas por su cabello. Y de aquellas mujeres que se preocupan pero sin razón: Shine On dirían mis cocineritos. Y verlas caer, esperando el colectivo que jamás iba a llegar. Y ver las botas romper con toda la armonía del momento. Las botas negras y embarradas. Las botas negras y embarradas en forma de desenlace de esas piernas. Subió la mirada siguiendo el camino que esas botas caóticas le trazaron y llegó a un vestido negro, que caía suelto, y a un chaleco azul cielo, y el cabello ondulado y desastroso, armoniosamente desastroso (para contrarrestar claramente con las botas) bajo el bombin de Chaplin. Chaplin la hubiera amado. El grueso delineado en los ojos y la sonrisa de quien no tiene atadura alguna. Evan la miró cuidadosamente. El colectivo llegó, se subió tras ella. La tentación de quitarle el gorro era demasiado para él pero por suerte ella solucionó rápido el contacto con la máquina tragamonedas. Uñas verdes. Cuando él mismo pagó su boleto, se sentó detrás de ella en los asientos singulares. El colectivo callado y apenas iluminado, recorría las calles de la ciudad de los libros (puf) con el rutinario recorrido, tan solitario por ser tan temprano en la madrugada. - Lindo honguito, -murmuró entonces, sin pensarlo. - ¿Disculpame? -le respondió ella, intrigada. - Tu sombrero... Es un sombrero bombin, ¿no? Bueno también lo llaman sombrero hongo. Ella se lo quedó mirando, y se dio vuelta sin decir nada más. Cuando luego de un rato, él se despertó sobresaltado por el repentino detener del colectivo, la vio pararse y dirigirse a la puerta. Antes de que ella bajara, él debía decir algo y lo sabía. Algo antes de que bajara los tres escalones hacía la realidad y hacía la zona de no-más-oportunidades. Pero ella le ganó la mano: - ¿Después de tantos años, lo único que se te ocurre decirme, es que mi sombrero es un hongo lindo? Siempre creí que eras inoportuno pero hoy, lo confirmé. Y así se bajó Analeigh, con su sombrero hongo, su cabello desastroso, su vestido suelto y sus botas embarradas. Y el barro alcanzó los ojos de Evan, cosa de dejarlo inconsciente hasta la mañana siguiente.

5 comentarios:

  1. Como dicen el amor es ciego Analeigh está francamente desastroza pero Evan muere de amor!!!

    Un gran abrazo y ¡¡FELICES FIESTAS!!

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  2. :)
    Feliz Navidad!!!!!
    Mucha energía para recibir al 2012!!
    Besines. Ana.

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  3. wao me encanta tu forma de escribir
    felices fiestas
    besos

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  4. muy buena historia!sos mu original!
    me gustan tus palabras!

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  5. No sé cómo he llegado aquí, pero me alegro de haber descubierto tu blog! voy a seguir cotilleando, pero antes de despedirme quería invitarte a mi baúl por si te apetece compartir algún sueño, y por qué no, quedarte. Te espero!
    Hasta pronto =)

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