- No soy como él, -susurró, los ojos bien firmes en sus labios.
Ella lo miraba, atenta a cada gesto, cada parpadeo. Porque él tenía una mirada tan seria, que a veces creía que podía perderse en ella, en esos ojos; le gustaba entrecerrar los suyos cada vez que lo besaba, porque podía verle cada detalle de la cara sin intimidarlo en lo absoluto.
- Lo sé, - respondió Miel, y con una suave caricia en la mejilla de él, se rindió a ese beso tácitamente pedido.
Él la abrazó fuerte, y ella sonrió.
No estaba mal, de vez en cuando, el abusar de la hospitalidad.
Quiero que ella.
ResponderEliminarla mujer que robo mi corazon.
abuse de la hospitalidad de mis brazos.
que quieras habitar en ellos
volverse residente
sembrar su felicidad en ellos
sintiendose protegida.
pero que cada tanto se vaya de vacaciones
a mi labios, en busca de la suavidad y frescura
de mis labios.
Me encaanto! Yo también me inspire el título de un poema ja. Gracias :)
ResponderEliminarcuando abusan así de tu hospitalidad
ResponderEliminartodo merece la pena
hay casos y casos. Hay de esos que abusan sin saberlo y otros que lo bien lo saben. Creo que ella abusaba inconscientemente, pero tenes razón merecía la pena. Graciaas! (:
ResponderEliminar"No estaba mal, de vez en cuando, el abusar de la hospitalidad" Cierto, pero el problema llega cuando quieres que el abuso se convierta en una rutina y no lo hace...
ResponderEliminarpor eso, creo que eso es lo que ella teme
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