De como reír con vos, era tan natural.

sábado, diciembre 19

El reloj sigue contando, uno a uno, los minutos

Y su celular no paraba de sonar, los mails no paraban de llegar.
Todos los días era la misma historia, entrar en su facebook y ver las mil y una solicitudes para ser amigos, de chicos que ni sus amigas conocía, pero bueno, ya le era costumbre aceptarlos.
Hasta que se dió cuenta, de que todos le daban lo mismo.
Porque ella ya no sabía que era lo que significaba un beso.

¿El sencillo gesto de ambos labios rozandose en una sincronía asombrosa?
¿La muestra perfecta de amor el uno por el otro?
¿La inspiración diaria para sus poemas?
¿Qué era esa cosa tan distante y cercana que la volvía loca?

Los besos a Miel la volvían loca, porque, por más cortos que fueran, quizá, ella sentía las mil y un emociones del momento, de ambos, de ella y de él.
Aunque ella siempre creía que estaba mal, que lo que ella sentía -las palpitaciones, las respiraciones, los roces, las caricias, el abrazo, tuto-, eran puras y hermosas alusinaciones que lo único que lograba era que ella escribiera sin parar poemas grandiosos pero que en el fondo eran sólo palabras tachadas. Sólo palabritas de la boca de una niña con un corazón roto, cocido y vuelto a descocer.

Entonces ya lo había, sencillamente, dado por desconocido.
Qué era un beso y qué significaba, ya no le importaba.
Hasta que él llegó y dijo:

"Un beso puede significar muchas cosas. Puede ser mucho o poco, pero hay veces que un beso puede ser un mundo."

Y ella comprendió, que la vida está llena de segundas oportunidades, aunque no precisamente perfectas.


***


Agustín leyó el mensaje que ese otro le había dejado en el muro a ella. Cerró la página de internet, y sin siquiera apagar el monitor, salió de su casa, a pasos agigantados.
No contaba con el pequeño detalle de que él, no era el único en el mundo.

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